Debes esperar 30 minutos después de comer para lavarte los dientes, ya que muchos alimentos poseen ácidos como el limón, el tomate, las gaseosas, el vino, entre otros. Los ácidos afectan el esmalte y la fricción del cepillo o el finger cleaner, cuando los ácidos aún no están nuestralizados, empeora la situación.
Limpia tus dientes con el finger oral cleaner o con un cepillo de cerdas suave o medio, no utilices cepillos de cerdas duras. Un cepillado fuerte lastima tus encías y favorece la gingivitis (inflamación de las encías) y su retracción. Debilita de esta manera el sostén de tus dientes y deja expuesta la parte porosa más vulnerable de las piezas dentales.
Asegúrate de que tu pasta dental tenga flúor. Este ayuda a fortalecer el esmalte dental.
El tiempo de limpieza debe ser de al menos 2 minutos, ya sea con los finger oral cleaners o por cepillado, para asegurarte de cubrir todas las áreas.
No mojes el cepillo de dientes ni el finger oral cleaner, antes ni después de colocar la pasta. Esta práctica diluye las propiedades de la pasta dental, perdiendo efectividad.
Limpia bien tu lengua, que suele alojar bacterias causantes de la placa y el mal aliento. Utiliza tu cepillo y/o tu finger oral cleaner para limpiar tu lengua de atrás hacia adelante para eliminar los gérmenes que se alojan allí.
Deja que tu cepillo y/o tu finger oral cleaner se aireen, sin colocarle protectores o guardarlos en un lugar cerrado, ya que esto favorece la formación de microorganismos.
Utiliza hilo dental y/o cepillos interdentales para limpiar las zonas a las cuales el cepillo y/o el finger cleaner no pueden acceder. La seda o hilo dental sirve para espacios muy reducidos, mientras que los cepillos interdentales son más eficientes cuando el espacio entre los dientes es un poco mayor. Cuida de manejarlos con cuidado para no dañar las encías.
Cambia tu cepillo o tu finger oral cleaner cada 3 meses. Las cerdas se curvan y no cumplen su función luego de este plazo. Por su parte, si el finger oral cleaner está dañado, no va a cumplir tampoco la función para la cual fue diseñado.
Utiliza un enjuague bucal con flúor una vez a la semana. Ayuda a eliminar las bacterias y microorganismos, que atacan los dientes y generan mal aliento, mientras que el flúor fortalece el esmalte.
Visita tu odontólogo dos veces al año para una revisión general y limpieza dental. Es importante que tu odontólogo te haga una limpieza profesional para extraer el sarro y blanquear tus dientes. Pídele también a tu odontólogo que aplique flúor a tus dientes dos veces al año para fortalecer el esmalte.
Si posees bruxismo, utiliza una placa para dormir, así tus dientes no van a tener un desgaste innecesario y tus encías tampoco se van a ver afectadas. Si rechinas los dientes al dormir, es fundamental que emplees una placa protectora.
Si notas que tus dientes se están desplazando, visita a un ortodoncista para tomar acción cuanto antes y mantener una buena sonrisa y una mordida correcta.
Cuando sientas que tus encías están inflamadas, rojas y con sensibilidad, visita un periodoncista. Es el especialista en cuidar y tratar las encías, el hueso y la estructura que funciona como sostén de las piezas dentales.
No apliques bicarbonato, limón u otros remedios “caseros” sobre tus dientes para blanquearlos, porque dañan el esmalte.
No emplees tu dentadura como herramienta para abrir envases, cortar cintas u otros objetos. Además de dañar el esmalte, puedes provocar fisuras en tus piezas dentales.
Ayuda a los más pequeños y a los mayores de la familia a mantener una higiene dental correcta.